Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Delegación de Cataluña.

Un pez de acuario y de… ¡laboratorio!

El pez cebra es un pez tropical de agua dulce que goza de cierta popularidad entre los amantes de los acuarios. Hace poco más de 30 años fue introducido como especie modelo para la investigación en el campo de la biología del desarrollo y genética. Desde entonces, centenares de laboratorios en todo el mundo analizan este pez que ha resultado además ser muy útil para el estudio de la biología humana.

Genéticamente, el pez cebra es más similar a la especie humana que la mosca del vinagre o el gusano y es más fácil de manipular, mantener y criar que el ratón. En el año 2002, el Wellcome Trust Sanger Institute publicó en Internet el primer borrador de la secuencia del genoma del pez cebra, que incluye unos 17.000 genes.

¿Se comporta el pez cebra de laboratorio igual que el que vive en el río?

La vida tropical de un pez de laboratorio

El pez cebra (Danio rerio) es un pez pequeño y activo nativo de la India que suele habitar los ríos de Asia central. Fue seleccionado entre la gran diversidad de peces existentes en la naturaleza para entrar en el laboratorio. Sin embargo, no hubo necesidad de buscarlo en los ríos, pues, como otras especies del mismo género, es una especie habitual de los acuarios. Es un pez conocido ya que es fácil de mantener, bastante resistente a variaciones de las condiciones del medio y puede convivir con muchas especies. A pesar de su extendido uso en acuarios y laboratorios, se desconocen muchos aspectos del hábitat natural y de la ecología de dicha especie.

¿Qué motivó su entrada en el laboratorio: su popularidad en los acuarios?

Un pez rayado

Es una especie de tamaño pequeño. Los individuos adultos suelen tener entre 3 y 5 cm de largo y 1 cm de ancho dependiendo de las condiciones ambientales. Tiene una forma alargada con una aleta dorsal. En los laterales presenta entre 5 y 9 bandas de color azulado que se superponen al color de fondo que en los machos es dorado y en las hembras plateado. Este aspecto rayado le ha merecido el nombre popular de pez cebra. La zona ventral es de color blanquecino y rosado.

Como pez en el agua

Su hábitat natural son aguas más o menos tranquilas, en ocasiones estancadas, de Asia central, particularmente de la región del Ganges en la India. También se puede encontrar en los ríos de Nepal, Bangladesh, Pakistán y Myanmar. Es un animal omnívoro que se alimenta de larvas de mosquito y de otras especies de insectos (zooplancton) y también de algas microscópicas (fitoplancton). En el acuario, se les mantiene a una temperatura de entre 22 y 30 ºC, pH del agua neutro (~7) y de 5º a 10º dGH de dureza.

Entre amigos y enemigos

Pertenece a la familia de los ciprínidos (Cyprinidae) y está emparentado con la carpa. Es un animal pacífico que forma pequeñas agregaciones de individuos y muestra un comportamiento social. Convive con otras especies del mismo género, como el danio punteado (Danio nigrofasciatus), el danio azul (Danio kerri) o el danio rosado (Danio roseus), y otros géneros como el danio gigante (Devario aequipinnatus), la pequeña Danionella translucida y el pez aguja (Microphis sp). Entre los posibles depredadores de esta especie está la cabeza de serpiente (Channa sp.) y la aguja de agua dulce (Xenentodon cancila). Conocer las relaciones ecológicas y condiciones naturales en las que vive esta especie es importante para cualquier intento de entender la evolución o la función de los rasgos fenotípicos.

Ciclo de vida

En condiciones naturales la época de apareamiento se produce entre abril y agosto. Es una especie ovípara y la puesta de huevos ocurre en los márgenes de los ríos. Los huevos suelen eclosionar tres días a partir de la fertilización y, a los cinco o seis meses, los individuos llegan a la madurez reproductiva. En el laboratorio, las hembras pueden poner entre 200 y 300 huevos, el desarrollo embrionario tiene lugar en 24 horas y las larvas empiezan a alimentarse independientemente a los cinco días. En condiciones óptimas, el tiempo de generación, de huevo a huevo, es de tres meses.

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Imagen de un pez cebra (Danio rerio) donde se ven bien las bandas laterales del cuerpo que le dan el nombre. Marrabbio2. Fuente: Wikimedia Commons: http://commons.wikimedia.org. Esta imatge es de dominio público para cualquier propósito, sin ninguna condición excepto las requeridas por la ley.

Uno más en el “club de los modélicos”

El pez cebra es una de las recientes incorporaciones en el club selecto de los organismos modelo. Ello se debe en gran parte al esfuerzo y la dedicación de George Streinsinger (1927-1984) quien, en la década de los 70, desde la Universidad de Oregón, propuso el empleo de este pez para estudiar ciertos procesos complejos de la biología como el desarrollo y el sistema nervioso. Durante muchos años este investigador trabajó con fagos (virus que parasitan bacterias) y su intención era trasladar el trabajo realizado con los fagos al pequeño vertebrado. Sin embargo, el pez cebra consiguió definitivamente un lugar en el laboratorio en las décadas de los 80 y 90.

¿El pez cebra se adaptó al laboratorio o fue al revés?

Aficionado de los acuarios

George Streisinger era un gran aficionado de los acuarios. Pero se trataba de un amateur bastante singular, pues, su formación como biólogo molecular le permitió identificar al pez cebra como posible candidato para llevar a cabo experimentos en el laboratorio. Por una parte, esta especie se caracteriza por su fácil mantenimiento, alta tasa de reproducción y la transparencia de sus embriones. Por otra parte, planteaba la posibilidad de manipular a un animal “complejo” de modo bastante fácil y económico si se compara con las dificultades y costes de trabajar con el ratón.

Del virus al pez

Durante muchos años George Streisinger trabajó en la genética de bacteriófagos, particularmente con el T4 de las bacterias. Entre otros logros, contribuyó a establecer la estructura del genoma del fago y a descifrar ''el código genético''. Posteriormente, como muchos genetistas de virus, enfocó su interés a sistemas biológicos más complejos. En este marco, el pez podía contener un buen nivel de complejidad, pues se trata de un vertebrado y, por tanto, es más próximo al ser humano que la mosca del vinagre o el gusano Caenorhabditis elegans, aunque es más distante que el ratón.

Adaptarse al laboratorio
George Streisinger pretendía utilizar con el pez la metodología aplicada al estudio del fago. Es decir, generar mutaciones visibles físicamente que posteriormente pudieran ser analizadas genéticamente. Para ello, hubo que poner a punto todo un repertorio de técnicas de experimentación que facilitaran la mutación, la producción de clones homocigotos y el análisis genético, al igual que los métodos de identificación sistemática de mutantes entre la descendencia partenogenética (reproducción asexual sin la colaboración del macho) de hembras tras un proceso de mutagénesis.

El pez se gana la fama
Los trabajos de investigación con el pez cebra no proporcionaron resultados inmediatos a la empresa científica. En los años 1981 y 1983, unos diez años después de haber empezado a trabajar con este animal, Streinsinger publicó varios artículos que daban a conocer los primeros resultados del uso del pez cebra como animal de experimentación. Los artículos trataban sobre la generación de clones homocigotos y la inducción de mutaciones con rayos gamma en células embrionarias del pez cebra. Fueron publicados en las revistas Nature y Genetics, respectivamente, y sirvieron para dar a conocer las ventajas que ofrecía un pequeño pez tropical en la investigación biológica.

Buscando mutantes

En el año 1989 se publicó un trabajo sobre el desarrollo de la retina pigmentada del ojo del pez cebra. Fue publicado unos años después de la muerte de George Streisinger y era el resultado de la investigación que había dirigido con tanto entusiasmo. La consolidación del pez cebra como organismo modelo se produjo en la década de los 90 con los trabajos de Christiane Nüsslein-Volhard (Töbingen, Alemania) y de Wolfgang Driever y Marck Fishman (Boston, Estados Unidos) con la identificación de mutantes que afectan el desarrollo embrionario. El campo de investigación del pez cebra se había expandido a ambos lados del Atlántico.

Big screen
Los trabajos de Christiane Nüsslein-Volhard y de Wolfgang Driever y Marck Fishman se dieron a conocer en 1996 con la publicación en la revista Development de una monografía especial con 37 trabajos sobre el pez cebra y más de 4000 mutantes: Big screen. Se habían generado un amplio abanico de mutaciones que alteraban el desarrollo y, con ello, se podía tener una primera idea del papel del gen en el desarrollo normal. Pero la mutación visible en el embrión no permite averiguar de qué gen se trata. De ahí, la relevancia de la genómica que por aquel entonces empezaba a coger el vuelo.

Ser transparente

Disponer de embriones transparentes es uno de los sueños de los investigadores en biología del desarrollo. Los embriones del pez cebra lo son y, por tanto, es una de las características que hace especialmente interesante a este organismo. Con este tipo de embriones es posible observar todas las fases que se suceden durante el desarrollo embrionario y para Streisinger y sus discípulos resultaban sumamente atractivos para estudiar el desarrollo del sistema nervioso. Otro aspecto importante es que el desarrollo de todos los órganos y tejidos ocurre en tan sólo 24 horas.

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Portada de la revista Development en diciembre de 1996 (123 (1)) con una monografía del pez cebra: http://dev.biologists.org/content/123/1.toc. Reproducido con el permiso de Development: http://dev.biologists.org.

El éxito del pez de laboratorio

El pez cebra es objeto de investigación en centenares de laboratorios y por millares de investigadores en todo el mundo. Se considera un instrumento clave en la investigación biomédica y medioambiental porque comparte un remoto origen común con los humanos (hace 400 millones de años), porque su mantenimiento es relativamente económico y porque puede ayudar a reducir el uso de mamíferos en la experimentación. La joven promesa de la investigación que era en 1980 ha conseguido una posición privilegiada al lado de organismos con mayor tradición como la mosca del vinagre y el ratón. La publicación de la secuencia de su genoma ha llegado con cierto retraso, pues sólo recientemente (2008) se ha obtenido una versión casi completa.

¿Qué tiene de “natural” el pez de laboratorio?

Acuarios en el laboratorio

En un tanque de 20 litros se pueden criar un centenar de peces. Una hembra puede poner 300 huevos en un día, semana o cada quince días dependiendo de si las condiciones en el laboratorio son más o menos favorables. Los embriones miden menos de 1 mm lo que permite colocar gran cantidad en una sola placa (dispositivo para la observación de embriones) para seguir su desarrollo. El desarrollo de los embriones ocurre en 24 horas, pudiendo reconocerse la mayor parte de los órganos. A los cinco días las larvas son móviles, han terminado de consumir la mayor parte del vitelo y se inicia la alimentación exógena. Esta característica es importante porque bajo la actual legislación sobre experimentación animal un pez se considera animal a partir de que comienza la alimentación exógena. Se ha observado que en el pez cebra eso sucede a partir de los cinco días del desarrollo. Por lo tanto, el uso de embriones de pez cebra hasta ese momento -es el período en el que se realizan la mayoría de los ensayos- se considera un método alternativo y no experimentación con animales.

Peces fluorescentes y transgénicos
Los embriones transparentes del pez cebra también se pueden utilizar para estudiar la morfología y la fisiología de determinados grupos de células mediante sondas y anticuerpos fluorescentes a partir de técnicas de tinción inmunohistoquímica e hibridaciones in situ. Una técnica más sofisticada es insertar en los embriones construcciones transgénicas que llevan una proteína fluorescente (Proteína Verde Fluorescente, PVF o GPF en sus siglas inglesas, extraída de la medusa Aequorea victoria) unida a un secuencia específica de ADN (promotor) del tejido que se desea observar (muscular, tiroides, línea lateral). Las construcciones PVF-promotor se denominan transgenes y los animales que las portan son animales transgénicos. El promotor es un trozo de ADN que actúa como un interruptor, activando o desactivando la acción de un gen. Estas construcciones o transgenes permiten ver las diferencias entre peces normales y peces en los que la función de un gen ha sido alterada.

Fármacos y tóxicos

El pez cebra como material de experimentación permite la identificación sistemática de nuevos fármacos y la observación y análisis de los efectos de fármacos y productos tóxicos en todo el organismo. Por esta razón, en los campos de la farmacología, la toxicología y la ecotoxicología, esta especie se plantea como un paso intermedio eficaz en el proceso de desarrollo de fármacos y como un sistema muy fino para detectar los efectos toxicológicos tanto de los productos de nueva síntesis como de los contaminantes emergentes del medio ambiente.

Identificación de nuevos fármacos
La reducida dimensión de los embriones del pez cebra permite agilizar el análisis de una extensa colección de moléculas candidatas a ser un nuevo fármaco y su identificación, una de las fases más arduas del proceso de desarrollo de fármacos. Además, estos análisis se realizan en un sistema vivo y permiten ver los efectos en todo el organismo. Esto permite por una parte superar las limitaciones de las pruebas celulares que no siempre reúnen las condiciones “in vivo” y por otra, evitan tener que recurrir al uso de mamíferos en fases tempranas del desarrollo de fármacos, al tiempo que resultan más económicos.

Productos tóxicos en el ambiente
El pez cebra se utiliza para analizar los efectos subletales de los contaminantes emergentes, cuyos efectos pueden ser potencialmente graves para la supervivencia de las especies o para la salud humana. Los fibratos, por ejemplo, son fármacos reguladores lipídicos que tras su consumo por el ser humano llegan a las aguas superficiales. Al no ser eliminados eficientemente por las plantas depuradoras, se ha empezado a considerar los efectos que pueden tenen los seres vivos. De hecho, experimentos hechos en el laboratorio muestran que en medios ricos en clofibratos se induce un síndrome de mala absorción de lípidos en embriones del pez cebra. Por otro lado, este modelo de laboratorio también se utiliza para estudiar aquellos contaminantes que destruyen específicamente los neuromastos de la línea lateral de las larvas. Esta estructura es esencial para el equilibrio y para la detección de presas y predadores por parte del pez cebra. Los neuromastos pueden ser detectados, in vivo o post-mortem, con marcadores selectivos de dicha estructura. También se puede marcar las neuronas motoras para ver el efecto que produce su exposición a compuestos neurotóxicos como la cafeína o la nicotina.

Regeneración de tejidos

A diferencia de los mamíferos, el pez cebra tiene la capacidad de regenerar algunos tejidos como el nervioso, el tejido del corazón, de la retina o del oído. Investigar los mecanismos que actúan en el proceso regenerativo despliega nuevas oportunidades para la reparación de tejidos lesionados en humanos. Hay que tener en cuenta cómo se ha mantenido la actividad regenerativa en la línea evolutiva de los vertebrados y establecer, mediante análisis genómicos, los genes implicados en ese proceso. La idea es que se podría actuar sobre les genes ortólogos en mamíferos para “reactivar” la actividad regenerativa perdida.

Sistema modelo para estudios de función y regulación génica

El pez cebra es excelente para el desarrollo de estudios genómicos de relevancia para la salud humana. Puesto que todos los vertebrados evolucionan de manera similar durante las primeras fases del desarrollo embrionario, este modelo permite estudiar la función de genes implicados en procesos que tienen lugar durante el desarrollo temprano de todos los vertebrados, entre ellos los humanos. También, se ha revelado como un potente sistema para llevar a cabo estudios de regulación génica “in vivo”. Las secuencias de regulación cis (control a nivel del mismo cromosoma) controlan dónde y cómo los genes se transcriben y pueden activar (activadores) o reprimir (silenciadores) la expresión génica. Generando peces transgénicos en los que estas secuencias controlan la expresión de la Proteína Verde Fluorescente, PVF, se puede visualizar la actividad de dichas secuencias reguladoras “in vivo”.

La memoria de los peces

El pez cebra es un animal social, es decir, que acostumbra a estar en presencia de individuos de la misma especie. Por ello, puede ser útil para investigar la genética del comportamiento. Además, tiene un comportamiento diurno lo que permite hacer las medidas en el tiempo natural de actividad. En el adulto se están investigando las bases moleculares del comportamiento de búsqueda de recompensa como punto de partida para las adicciones y cuestiones relacionadas con el aprendizaje y la memoria. A nivel de larva, la captura de presas sirve para estudiar comportamientos simples como la locomoción y la visión.

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Vista dorsal de un embrión de una línea transgénica de pez cebra con expresión de GFP en el margen de las aletas y  expresión de RFP en los músculos. Foto: José Luís Gómez-Skarmeta. Centro Andaluz de Biología del Desarrollo (CSIC-UPO).

En 2001 se empezó a secuenciar el genoma del pez cebra a iniciativa del Wellcome Trust Sanger Institute de Cambridge. En 2002 se hizo público el primer borrador y desde entonces se han actualizado diversas veces hasta conseguir en la actualidad un 85-90% del genoma completado (todo el ADN no repetitivo está secuenciado con un error de 1 a 50.000 bases). Se estima que contiene 1.700 millones de pares de bases (Mb) que corresponden a unos 14.000 genes, de los que comparte cerca del 80% con los humanos. La información genómica de esta especie se reúne en diferentes plataformas, como la base de datos Zebra Fish Information Network (ZFIN), que permiten a los miembros entender y caracterizar los mutantes.

1970s

George Streinsinger propone el empleo del pez cebra como organismo modelo en ciencias de la vida (a principios de los años 70).

1981

George Streinsinger produce clones homocigotos en el pez cebra.

1983

George Streinsinger et al. publica un par de artículos en Genetics sobre la inducción de mutaciones con rayos gamma en las células embrionarias del pez cebra.

1989

Se publica un estudio clave sobre el desarrollo de la retina del ojo del pez cebra.

1994

Se identifica molecularmente la mutación “no tail” (“sin cola”).

1996

Christiane Nüsslein-Volhard, y Wolfang Driever y Marck Fishman publican Big screen, un trabajo de producción sistemática de mutaciones letales en embriones.

2001

Wellcome Trust Sanger Institute inicia el proyecto de secuenciación del genoma del pez cebra.

2002

Se publica el primer borrador del genoma del pez cebra al que han seguido varias revisiones y actualizaciones.

2000s

Se completa la información del genoma del pez y se realizan estudios de genómica funcional.